10 de junio de 2020

¿Sabes cómo diferenciar la ansiedad de la angustia?



DIFERENCIAS ENTRE LA ANSIEDAD Y LA ANGUSTIA

Por Miriam López Urrutia



Para iniciar la diferenciación entre estos dos estados emocionales, comenzaremos por definir y describir cada una de ellas.

LA ANSIEDAD

La ansiedad es una emoción que todo el mundo experimenta ante una situación de incertidumbre y amenaza. Prepara a la persona para escenarios que pueden tener un resultado negativo.

La ansiedad es una sensación desagradable, difusa y vaga de inquietud. Como señala Kaplan, se suele acompañar de dolores de cabeza, palpitaciones, opresión en el pecho y molestias gástricas, aunque varía de una persona a otra. En realidad, la ansiedad es una señal de alerta (como lo es el miedo); advierte del peligro inminente y permite a una persona tomar medidas contra la amenaza. En este sentido, es un mecanismo positivo para la integridad del ser humano ya que puede ser adaptativa y hasta buena sentirla ante grandes desafíos.

Sin embargo, la ansiedad, frecuentemente, por distintas razones, supone un trastorno, que se caracteriza por palpitaciones, sudores y sensación de miedo. También afecta al pensamiento, produciendo confusión y disminuyendo la memoria y la capacidad de concentración. Todo ello provoca un desajuste en la relación de la persona con sus congéneres y con el mundo que le rodea.

El problema viene cuando se convierte en patológica y se manifiesta en un grado demasiado intenso y con gran frecuencia. Lejos de ayudar a adaptarse, bloquea al individuo y le lleva a un resultado peor del deseado, pudiendo comprometer su salud física y mental. Para no llegar a este punto, Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) explica cómo controlar la ansiedad cuando esta se vuelve preocupante.

Cano rechaza categóricamente el uso de medicamentos para solucionar el problema y apuesta por la terapia cognitivo conductual. “Es la que más se ha estudiado a nivel científico y que mejor ha demostrado su eficacia”. Para entender en qué consiste esta terapia y dar consejos útiles, explica detalladamente los pasos necesarios para superar la ansiedad.


1. Informarse de qué es la ansiedad y cuáles son sus síntomas

“Hay personas que desconocen que los síntomas que padecen están causados por la ansiedad”. El primer paso para recuperarse es saber qué les está pasando y darse cuenta de los síntomas. “Taquicardias, sudor, aumento de la temperatura, dificultad para dormir, molestias digestivas, etc., son algunos de ellos”. Después habría que descubrir los factores causantes e informarse de qué son las emociones y la ansiedad.

2. Reinterpretar el problema

La ansiedad lo que hace es que la persona anticipe unas consecuencias muy negativas por si acaso se producen. Cano aconseja “interpretar la amenaza de forma menos grave, ser realistas y no magnificar”.

De manera práctica:
     * Razonar si la posibilidad de que ocurra lo peor es tan grande.
      * Preguntarse: “si ocurriese lo peor ¿realmente sería tan grave?”.
      * Poner atención en los problemas sólo cuando se puede hacer algo.

 “Cuando no hay nada que hacer, hay que seguir la vida normal y atender otras cosas”.

3. Desviar la atención del problema

Cuando hay ansiedad la atención está continuamente enfocada al problema, “no dejamos de pensar en lo que nos preocupa”, explica Cano.

“La persona ha de aprender a relajarse, a no centrar su atención todo el rato en el problema. Estar en alerta, pero también descansar y guardar recursos cuando no se puede hacer nada”.

Para lograrlo hay que:

      * Obligarse a pensar en otra cosa.
        * Obligarse a hacer algo diferente para distraerse.

4. Interpretar los problemas como un desafío, no como una amenaza

El experto añade como consejo “la interpretación de las dificultades como un desafío, en vez de como una amenaza”. Esto permite afrontar la situación con motivación, dejando de lado la preocupación.

5. Técnicas de relajación

También ayudan las técnicas de relajación (muscular progresiva, respiración, imaginación, entre otros). Con ellas se reduce la activación fisiológica, se sueltan los músculos, etc. Cano indica la conveniencia de hacerlo todos los días.

“Cuando se entrenan estas habilidades, los problemas empiezan a resolverse”, afirma Cano. “El paciente - continúa - se da cuenta de sus errores y los corrige. Así empiezan a aliviarse los problemas”.

Los trastornos de ansiedad son los más frecuentes entre las enfermedades mentales. Los últimos estudios demuestran que un 30% de las mujeres y un 20% de los hombres sufrirán algún tipo de trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. Afortunadamente, se pueden tratar y superar.


Qué hacer ante un ataque de ansiedad o pánico

Para controlar la ansiedad, comienza con tu manera de pensar.

El miedo es causado en gran parte por tus pensamientos. Cambiar la forma de pensar sobre algo puede ayudarte a calmar la reacción de miedo y reducir la ansiedad.

Para algunas personas, el miedo y la ansiedad se vuelven tan intensos que evitan la situación. Sin embargo, la evasión afecta la forma en que vives, ya que limita la forma en que encaras la vida.

Cuando una persona sufre un ataque de pánico, la ansiedad se descontrola, la persona pierde el control y se asusta ante ese descontrol. Comienza a sentir que su pulso se acelera, el rostro se ruboriza, la respiración se acelera y se vuelve irregular a medida que la adrenalina corre por sus venas.

“La tasa cardiaca aumenta, se dificulta la respiración, hay hiperventilación, aumento de la temperatura y temblor”.

“El sistema nervioso autónomo se dispara y hay que tranquilizarle transmitiendo la sensación de que no hay peligro, que no hay una situación extrema y que lo que sucede no es grave. Al cambiar el foco de la atención y la importancia que le damos a los síntomas del ataque de pánico, estos disminuyen”.

La mejor forma de lograr esto es:
      
1.- Hacer y pensar en otra cosa.
2.- Cambiar de tema de conversación.
3.- Ponerse a trabajar en algo.
4.- Realizar cualquier actividad que permita no darle importancia a los síntomas que está teniendo.
5.- En vez de hiperventilar, respirar más lentamente
Por otro lado, con la práctica de algunas técnicas, puedes aprender cómo el miedo y la ansiedad afectan tu cuerpo y cómo puedes controlar tu respuesta al estrés producido por estas emociones.

1.- Escucha a tu cuerpo para cambiar tus emociones

El miedo genera una respuesta física: ritmo cardíaco rápido, respiración acelerada y otras respuestas fisiológicas. Las situaciones de estrés producen estas respuestas físicas, que tu mente interpreta como "tienes miedo".

Cuando sientes miedo físicamente, tómate un momento para escuchar a tu cuerpo y recuperar el control. ¿Respiras rápido o con dificultad? Respira profundo varias veces y desacelera tu respiración.

Controlar la respuesta física al miedo puede influir sobre tu respuesta emocional.

2.- Vigila tus propios pensamientos

El miedo es causado en gran parte por tus pensamientos. Tu cuerpo proporciona un estímulo al miedo y tu mente se dispara, dándote toda clase de motivos irracionales por los cuales deberías sentir miedo.

Por supuesto que los motivos no siempre son lógicos (no te pondrás totalmente en ridículo si tienes que pronunciar un discurso) pero estos pensamientos irracionales invaden tu mente e intensifican tu miedo.

3.- Desafía tus pensamientos de miedo

En su lugar, identifica esos pensamientos que te generan miedo. Desafíalos. ¿Qué pruebas hay de que te pondrás totalmente en ridículo? Ninguna. Posiblemente no recibas una gran ovación del público, pero no importa; tu objetivo es realizar una presentación profesional donde tu audiencia aprenda de ti. Revalúa la situación y aléjate de los pensamientos demasiado críticos.

Cómo percibes una situación afecta lo que sientes al respecto. Abordar el miedo de forma racional, realista y con un cambio en la forma en que piensas te ayudará a superar su estímulo intenso e irracional.

4.- Usa tu imaginación para disipar tus temores

Imagina tan vívidamente como puedas una situación que te provoque temor. Siente cómo crece la ansiedad, pero luego agrega más información. Pregúntate, ¿qué te preocupa? ¿Cuáles son los resultados más probables? Después, imagina lo que quieres que suceda.

Agregar más información y asociaciones a tus temores ayudará a disminuir sus efectos cuando los sientas en la vida real. Esto puede ser difícil de lograr sin orientación de un profesional, por lo que, si fuera necesario, consulta con un profesional de salud mental con experiencia en el control de la ansiedad, sobre todo si notas que te cuesta controlarla o manejarla por ti mismo(a).


Seguidamente haremos una breve descripción de los trastornos de ansiedad más frecuentes:

1.- El trastorno de ansiedad generalizada

Consiste en la experiencia general de ansiedad, con una tensión constante y una excesiva preocupación por las situaciones cotidianas y respecto al futuro. Además, la persona afectada padece tensión muscular, cansancio, falta de concentración e irritabilidad. En muchas ocasiones se acompaña de insomnio. Estos síntomas limitan a la persona para el desarrollo normal de sus actividades cotidianas.

Este trastorno suele aparecer en los años jóvenes y es más frecuente en las mujeres que en los hombres. La ansiedad no tiene relación directa con ningún acontecimiento concreto, a diferencia de lo que ocurre con otros trastornos de ansiedad.

2.- El trastorno de pánico o trastorno de angustia

Consiste en experimentar ataques de ansiedad o crisis de angustia súbitos e intensos. Quienes sufren el ataque tienen la sensación de que pueden morirse o volverse locos. Se caracteriza también por presión en el pecho, sensación de ahogo, temblor, sudor, náuseas y palpitaciones.

Los ataques duran entre 10 y 30 minutos, y no se producen siempre frente a una situación concreta, aunque se detectan situaciones que predisponen a padecerlos. Es más frecuente en mujeres y se suele presentar en la juventud.

3.- La fobia social

Se caracteriza porque la persona siente temor a ser el foco de atención de las personas, a hablar en público y relacionarse con mucha gente, por miedo a sus críticas o a hacer el ridículo. Quienes padecen fobia social se sienten ansiosos y preocupados por el hecho de tener que hablar en público, comer junto a otras personas y realizar preguntas en público. Temen, por tanto, acudir a comidas, cenas, fiestas, bodas y otros acontecimientos sociales, por lo que tienden a evitarlos.

La fobia social se suele presentar en la juventud y es más frecuente en mujeres que en hombres. Al contrario que la agorafobia, el contar con una persona amiga al lado no ayuda al fóbico en absoluto.

4.- La agorafobia

Las personas que sufren de agorafobia experimentan una intensa ansiedad psicológica y física en determinadas situaciones. 

Estas serían algunas de ellas:

a.- En espacios cerrados de difícil salida
b.- En lugares donde nadie acudiría si se pide ayuda
c.- En entornos y ambientes desconocidos y extraños
d.- En lugares públicos con mucha gente

Como consecuencia de ello, estas personas tienden a evitar muchas situaciones, lo que repercute muy negativamente en su vida diaria. Algunas personas llegan a tener grandes dificultades para salir de su casa. La agorafobia se da muy frecuentemente en personas que padecen trastorno de pánico. El contar con una persona amiga al lado alivia la agorafobia, por lo que es muy importante para los agorafóbicos tener compañía.

5.- Otras fobias

Las fobias son temores exagerados e irracionales ante situaciones que no provocarían esta reacción en las demás personas. 

Las más frecuentes son las siguientes:

     a.- A los animales, insectos
      b.- A las tormentas eléctricas, fuertes vientos, aguaceros
      c.- A subirse a un avión, a un barco o a una lancha
      d.- Al daño corporal, inyecciones, pinchazos, a la sangre
      e.- Temor al agotamiento, a vómitos, a contraer una enfermedad etc.


Y en estos últimos meses se ha presentado un nuevo tipo de ansiedad: la ansiedad durante la cuarentena

Desde que se inició la pandemia por el COVID-19, (febrero-marzo del año 2.020) en casi todos los países se inició una cuarentena obligada, donde las personas tuvieron que permanecer durante todo el día en sus casas, para evitar y disminuir los contagios. Esto presentó a la población una nueva realidad y un increíble reto, permanecer las familias, y algunas personas completamente solos, en sus casas, sabemos que el ser humano no está acostumbrado a no salir de su casa durante tanto tiempo, por lo que ha sido uno de los mayores detonantes para que muchas personas aumenten sus niveles de ansiedad.

La doctora Alejandra Armijo, psiquiatra de Clínica Dávila, entrega una serie de recomendaciones para mantenerse tranquilo en casa, en este sentido, la experta asegura que es sumamente relevante que las personas que estén en cuarentena preventiva u obligatoria, mantengan la rutina de trabajo de todos los días.

“Es fundamental organizar una rutina de lunes a viernes y que tenga horarios de levantarse igual que cuando uno trabaja afuera. Mantener horarios de alimentación: desayuno, almuerzo, cena y café por la tarde”, comenta.

Cómo manejar la ansiedad de adultos en cuarentena:

  a.- Organizar una rutina de trabajo.
   b.- Mantener horarios de alimentación.
   c.- Incorporar actividad física en la mañana o en la tarde.
   d.- Comunicarse con familiares y amigos a través de la tecnología.

Asimismo, agrega que cuando hay niños en el hogar, es importante que se definan espacios separados en que los adultos puedan trabajar concentrados, pero sin perder el control de las actividades de los niños.

“La casa se tiene que reinventar con espacios más lúdicos para los niños y un lugar donde los adultos puedan trabajar. Un espacio para trabajar más tranquilo y privado para desarrollar sus actividades”, explica la doctora Armijo.

Cómo manejar la ansiedad de niños en cuarentena:

a.- Realizar actividades cortas y bien estructuradas que permitan desarrollar su creatividad.
b.- Mantener actividades dirigidas con estímulos durante la mañana y espacios más libres para que jueguen en la tarde.
c.- Cocinar con ellos y potenciar la alimentación saludable.
d.- Enseñar el cuidado del medio ambiente, a través de la jardinería.

Finalmente, la psiquiatra de Clínica Dávila, asegura que para evitar aumentar la ansiedad en cuarentena es importante darse espacios para la lectura, para conversar, escuchar música, jugar y hacer cosas que, usualmente, las personas dejan de lado por falta de tiempo, como darle mantenimiento a la casa.

A su vez, destaca que, cuando la cuarentena es preventiva, es bueno aprovechar la instancia para compartir y pasar tiempo en familia.


LA ANGUSTIA

¿Qué es la angustia y cuáles son sus síntomas?

La angustia es un estado afectivo que causa malestar, sensación de sofoco, sufrimiento mental e incluso tristeza. Está relacionada con el temor (miedo irracional), la desesperación y, en muchos casos, con la incertidumbre. ... Es frecuente que el término angustia se confunda con ansiedad.

La angustia (relacionado con la palabra alemana Angst) es un estado emocional intenso interpretado como muy desagradable e insoportable. Se caracteriza por aparecer como reacción ante el miedo, un peligro desconocido, o ante una respuesta de ansiedad. Suele estar acompañado por intenso malestar psicológico y por síntomas físicos, tales como elevación del ritmo cardíaco, sudoración excesiva, temblores, sensación de presión en la zona del tórax o falta de aire, y de una interpretación psicológica de que esa sensación no se puede aguantar más.

La angustia se puede definir como la sensación que se produce cuando interpretamos algo como insoportable.

La angustia es un trastorno muy frecuente en la sociedad actual, por lo que resulta crucial saber cómo afrontarla. De lo contrario, el trastorno por angustia puede derivar en serios perjuicios para la salud física y emocional, puede incrementar otros trastornos como la ansiedad, la depresión, la tristeza y el miedo.

Si no aprendemos a manejar, disminuir y eliminar la angustia, acabamos siendo controlados por ella, dado que la angustia puede deteriorar todas las áreas de nuestra vida.

La angustia presenta una serie de síntomas característicos.

    1.- Preocupaciones y temores excesivos.
     2.-  Imaginación de escenarios catastróficos.
     3.- Desesperación.
     4.- Falta de aire, mareos, sudoración tensión muscular, resequedad de la boca o fatiga.
     5.- Opresión en el pecho.
     6.- Sofoco.
     7.- Evitación de situaciones temidas.
     8.- Dificultades para dormir.

 Cómo superar la angustia

A continuación, podrás encontrar algunas técnicas sencillas que se han mostrado muy prácticas para comenzar a manejar la angustia:
1.- Reconocer y aceptar nuestra ansiedad y no interpretarla como   insoportable.
2.- Detectar los pensamientos que nos provocan dicha angustia.
3.- Analizar si es real y objetivo lo que estamos pensando.
4.- Intentar no hacer caso al pensamiento que nos dice que los síntomas son insoportables.
5.- No prestar atención a los síntomas.
6.- Cambiar la posición de control.
7.- Técnicas de respiración.
8.- Relajarse.
9.- Hacer ejercicio físico.
10.- Aprender a no dar importancia a los síntomas de la angustia y tomarlos con sentido del humor.

La angustia emocional: ¿qué es lo que me pasa?

Cuando hablamos de la angustia emocional siempre surge la misma controversia. ¿Es la angustia lo mismo que la ansiedad? ¿O son dos condiciones psicológicas diferentes? Cabe decir que hasta no hace mucho se prefería dejar el término de la angustia en el plano filosófico, diferenciándolo del clínico. Ahí tenemos, por ejemplo, a Søren Kierkegaard, definiendo dicha dimensión como ese miedo que a veces experimentamos cuando nos damos cuenta de que nuestro futuro es limitado, y de que la calidad de nuestra vida depende de nuestras elecciones.

Sigmund Freud, por su parte, diferenciaba la “angustia realista” de la “angustia neurótica”, siendo esta última una condición patológica. Algo que se alejaba de esas reflexiones puramente filosóficas. Todo ello nos lleva a intuir que, en esencia, lo que hay en realidad son dos tipos de angustia, esa que podríamos denominar como existencial y otra que, por sí misma, tiene unos rasgos muy definidos y que según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) aparece, a menudo, como síntoma de diversos trastornos psicológicos.


Veamos algunas características.

La angustia emocional nos paraliza. Mientras que la ansiedad tiene por lo general, un componente nervioso y activador, la angustia es como un bloqueo ante la incertidumbre, hacia un algo que no podemos controlar o prever.

Cuando surge esta sombra, la preocupación se intensifica, se torna obsesiva, surgen los pensamientos catastróficos y la desesperación. La angustia emocional, además, cursa con abundantes síntomas físicos: mareos, problemas digestivos, presión en el pecho, cansancio, tensión muscular…

Muchos aspectos de nuestra vida, como afrontar un examen, tener que tomar una elección, aguardar una respuesta o un acontecimiento o incluso tener que afrontar algo para lo que no nos sentimos capacitados, suelen generar angustia.

Asimismo, existen estudios que nos señalan que hay personas con mayor predisposición a experimentar angustia.

La angustia emocional es como un remolino que todo lo atrapa. Nos aprisiona desde el interior llenándonos de miedo, de ansiedad, inquietud y hasta de una tristeza indefinible… Se trata de una mezcla de emociones adversas que originan no solo un característico malestar psíquico, sino que además sus síntomas físicos pueden llegar a ser realmente limitantes.

Byung-Chul Han, conocido filósofo y ensayista surcoreano experto en estudios culturales, define al mundo actual como la sociedad del cansancio. Si hay algo que prolifera entre nosotros es la ansiedad y la angustia emocional. Para el doctor Han la causa de todo ello está en nuestra cultura del rendimiento, en ese virus que nos inoculan ya desde niños donde se nos intenta orientar hacia el éxito, hacia esa elevada solvencia en casi cualquier plano de nuestra existencia.

Así, además de esa presión de nuestro entorno para que destaquemos y alcancemos el triunfo, se nos introduce de forma muy temprana en la cultura del multitasking. Hay que hacer muchas cosas a la vez y en poco tiempo. Es la ley de una selva donde no todos sobreviven ni se integran con efectividad, donde es frecuente quedar atrapados en un ambiente angosto, opresivo y que produce sufrimiento.

“La angustia, al igual que otros estados psíquicos que producen sufrimiento, como la tristeza y el sentimiento de culpa, constituyen una pugna normativa de lo esencialmente humano”.
-Mario Benedetti

¿Cómo puedo tratar mi angustia emocional?

Poetas, escritores y pintores canalizaban su angustia a través del arte. Ahora bien, la mayoría de ellos experimentaban angustia existencial. Esa sensación recurrente en el ser humano, ya que rara vez nos podremos despegar del todo de ese vacío comprensible cuando ponemos la mirada en nosotros mismos y en nuestro futuro. Sin embargo, en el momento en que esa sensación, esa emoción, nos bloquee y nos arrincone en la esquina de la indefensión, deberemos actuar.

Citando a Byung-Chul Han, nos recuerda que estamos obligados a convivir con la incertidumbre. Y la incertidumbre es el detonante directo de la angustia emocional. Por tanto, quien piense que esta condición se resuelve con psicofármacos se equivoca (siempre y cuando no estemos ante un caso extremo). Lo que necesitamos es aprender a gestionar los vaivenes de esta sociedad, manejar mejor lo imprevisible, encarar con mayores recursos lo que no podemos controlar.

Para lograrlo, contamos con distintas propuestas. Algunas técnicas o terapias nos ayudan a reducir y trabajar nuestra angustia, los pensamientos negativos, las emociones adversas que nos bloquean. Llegando a la raíz del problema, cambiaremos nuestra visión de lo que nos rodea para sentirnos más capacitados y responsabilizarnos de nosotros mismos en un mundo siempre complejo, siempre demandante.

Sigue leyendo si quieres conocer cuáles son las diferencias entre ansiedad, angustia y miedo.

1 de junio de 2020

Conoce cuál es el Ciclo de Crecimiento Emocional

Crecimiento Emocional
En busca de la paz mental y el equilibrio emocional

Por Miriam López Urrutia




Todos los seres humanos somos seres pensantes y emotivos, es una cualidad que nos distingue de otros seres vivos. Cada uno de nosotros expresa sus emociones de manera distinta, cada emoción por su parte presenta características peculiares y específicas en las personas, dependiendo de múltiples factores sociales, culturales y familiares.

Por otra parte, nuestros pensamientos también juegan un papel importante en nuestras reacciones emocionales, existen personas que pasan el día pensando en acontecimientos pasados recordando situaciones positivas o no tan positivas y entonces no se enfocan en lo que está ocurriendo a su alrededor en ese momento. Otras viven planeando lo que van a hacer después que termine el día, o al otro día o el próximo fin de semana; en conclusión, pocas personas viven en el Presente y lo disfrutan plenamente, la mayoría pasa sus días desubicados y desenfocados, con la mente perturbada por infinidad de pensamientos.

Esta manera de actuar trae consigo varios conflictos, primero que las personas en estas circunstancias no son felices, segundo se desgastan y terminan el día extenuados, tercero se vuelven sensibles emocionalmente y reaccionan con emociones alteradas ante cualquier estímulo externo. Y he allí el problema, como consecuencia de todas estas situaciones se originan las dolencias corporales y las futuras enfermedades.

Nuestro cuerpo físico está relacionado íntimamente con nuestra mente y con nuestras emociones, siempre va a mostrar una reacción a lo que pensamos, sentimos y también a lo que hacemos. Esto se hace en automático a través de conexiones mente/cuerpo. Cuando estás molesto, estresado o ansioso, tu cuerpo inmediatamente te da los signos de que algo no anda bien, sientes malestar estomacal o un fuerte dolor de cabeza. En contraste, cuando estás feliz y alegre todo tu cuerpo se estremece de felicidad y te sientes más liviano.

Si tomas consciencia del efecto que las emociones tienen en tu estado de salud y de que pueden ser los catalizadores de una enfermedad y de dolores crónicos, ya puedes avanzar un buen camino hacia recuperar una condición física saludable.

Si quieres vivir sanamente, saludable y ser feliz te propongo seguir este ciclo emocional y probar cómo cambia tu vida.

Primer Paso: AUTO-OBSERVACION

Calla tu mente por algunos minutos durante el día y observa tus pensamientos, pasa algún tiempo al día pendiente de tus palabras, comprueba en ti cómo reaccionas ante algunos estímulos externos. Es importante este primer paso porque te permitirá CONOCERTE.


Segundo Paso: CAMBIA

Una vez que te conoces decide qué aspectos de tu personalidad puedes ir cambiando. Confirma que ser alguien diferente trae resultados distintos. 
Identifica cuáles emociones percibes al evocar los recuerdos de tu pasado.
Ya que si no te gusta lo que estás viviendo actualmente, su causa puede estar en alguna vivencia pasada, al descubrirla la podrás cambiar, a veces con sólo cambiar nuestra forma de pensar o reaccionar, todas las circunstancias a nuestro alrededor cambian favorablemente. Practica para que lo CREAS.


Tercer Paso: TOMA DECISIONES

Una vez que decides lo que vas a cambiar en tu forma de pensar, hablar y/o actuar ponlo en marcha y hazlo; identifica cuáles son los miedos que tienes a tomar la decisión de actuar, qué creencias vienen a tu mente que te limitan en tu actuar, luego haz primero aquello que más temes, lo que más te asusta, a pesar del miedo hazlo. CONFIA Y DECIDE.


Cuarto Paso: TOMA ACCION

Al decidir qué vas a cambiar lo más importante es dar el primer paso y tomar acción, cambia un hábito a la vez, ve a tu propio ritmo y evalúa tus resultados para dar el siguiente paso. Ponte metas que sean fáciles de cumplir y comienza a moverte hacia ellas, no las dejes en tu mente, comienza a avanzar y a implementar cambios en tu vida. Descubre qué conexiones pueden haber entre tus pensamientos, tus emociones, básicamente miedos, y cómo todo ésto se refleja en tus dolencias físicas. Habrás dado un gran paso al conocerte, evaluarte y tomar decisiones de cambio, ahora sólo ACTUA Y ATREVETE.


Quinto Paso: EVALUACION

Una vez que comienzas a tomar acción, evalúa tu progreso. ¿En qué medida se han cumplido tus metas y propósitos? ¿Ya comienzas a ver resultados positivos? ¿Hay algo adicional que debas considerar? RECONOCE TUS AVANCES. 


En el momento en que veas que tus acciones tienen resultados CELEBRALO Y CONTINÚA EL CICLO.

Espero que estas ideas te ayuden a mejorar muchos aspectos de tu vida.

Ponlo en práctica y verás cómo comenzarás a tener una vida más plena y feliz.


MIRIAM LÓPEZ URRUTIA

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