DIFERENCIAS ENTRE LA ANSIEDAD Y LA ANGUSTIA
Por Miriam López Urrutia
Para iniciar la diferenciación
entre estos dos estados emocionales, comenzaremos por definir y describir cada
una de ellas.
LA ANSIEDAD
La ansiedad es una emoción que todo el
mundo experimenta ante una situación de incertidumbre y amenaza. Prepara a la
persona para escenarios que pueden tener un resultado negativo.
La ansiedad es una sensación
desagradable, difusa y vaga de inquietud. Como señala Kaplan, se suele
acompañar de dolores de cabeza, palpitaciones, opresión en el pecho y molestias
gástricas, aunque varía de una persona a otra. En realidad, la ansiedad es una
señal de alerta (como lo es el miedo); advierte del peligro inminente y permite
a una persona tomar medidas contra la amenaza. En este sentido, es un mecanismo
positivo para la integridad del ser humano ya que puede ser adaptativa y hasta
buena sentirla ante grandes desafíos.
Sin embargo, la ansiedad,
frecuentemente, por distintas razones, supone un trastorno, que se caracteriza
por palpitaciones, sudores y sensación de miedo. También afecta al pensamiento,
produciendo confusión y disminuyendo la memoria y la capacidad de
concentración. Todo ello provoca un desajuste en la relación de la persona con sus
congéneres y con el mundo que le rodea.
El problema
viene cuando se convierte en patológica y se manifiesta en un grado demasiado
intenso y con gran frecuencia. Lejos de ayudar a adaptarse, bloquea al
individuo y le lleva a un resultado peor del deseado, pudiendo comprometer su
salud física y mental. Para no llegar a este punto, Antonio Cano Vindel, presidente
de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS)
explica cómo controlar la ansiedad cuando esta se vuelve preocupante.
Cano rechaza
categóricamente el uso de medicamentos para solucionar el problema y apuesta
por la terapia cognitivo conductual. “Es la que más se ha estudiado a nivel
científico y que mejor ha demostrado su eficacia”. Para entender en qué
consiste esta terapia y dar consejos útiles, explica detalladamente los pasos
necesarios para superar la ansiedad.
1. Informarse de qué es la ansiedad y
cuáles son sus síntomas
“Hay personas
que desconocen que los síntomas que padecen están causados por la ansiedad”. El
primer paso para recuperarse es saber qué les está pasando y darse cuenta de
los síntomas. “Taquicardias, sudor, aumento de la temperatura, dificultad para
dormir, molestias digestivas, etc., son algunos de ellos”. Después habría que
descubrir los factores causantes e informarse de qué son las emociones y la
ansiedad.
2. Reinterpretar el problema
La ansiedad lo que
hace es que la persona anticipe unas consecuencias muy negativas por si acaso
se producen. Cano aconseja “interpretar la amenaza de forma menos grave, ser
realistas y no magnificar”.
De manera
práctica:
* Preguntarse: “si ocurriese lo peor ¿realmente sería tan grave?”.
* Poner atención en los problemas sólo cuando se puede hacer algo.
“Cuando no hay nada que hacer, hay que seguir la vida normal
y atender otras cosas”.
3. Desviar la atención del problema
Cuando hay
ansiedad la atención está continuamente enfocada al problema, “no dejamos de
pensar en lo que nos preocupa”, explica Cano.
“La persona ha
de aprender a relajarse, a no centrar su atención todo el rato en el problema.
Estar en alerta, pero también descansar y guardar recursos cuando no se puede
hacer nada”.
Para lograrlo
hay que:
* Obligarse a hacer algo diferente para distraerse.
4. Interpretar los problemas como un
desafío, no como una amenaza
El experto añade
como consejo “la interpretación de las dificultades como un desafío, en vez de
como una amenaza”. Esto permite afrontar la situación con motivación,
dejando de lado la preocupación.
5. Técnicas de relajación
También ayudan
las técnicas de relajación (muscular progresiva, respiración, imaginación,
entre otros). Con ellas se reduce la activación fisiológica, se sueltan los
músculos, etc. Cano indica la conveniencia de hacerlo todos los días.
“Cuando se
entrenan estas habilidades, los problemas empiezan a resolverse”, afirma Cano.
“El paciente - continúa - se da cuenta de sus errores y los corrige. Así empiezan
a aliviarse los problemas”.
Los trastornos de ansiedad son
los más frecuentes entre las enfermedades mentales. Los últimos estudios
demuestran que un 30% de las mujeres y un 20% de los hombres sufrirán algún
tipo de trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. Afortunadamente, se pueden
tratar y superar.
Qué hacer ante un ataque de ansiedad o
pánico
Para controlar la ansiedad, comienza con tu manera de
pensar.
El miedo es causado en gran parte
por tus pensamientos. Cambiar la forma de pensar sobre algo puede ayudarte a
calmar la reacción de miedo y reducir la ansiedad.
Para algunas personas, el miedo y
la ansiedad se vuelven tan intensos que evitan la situación. Sin embargo, la
evasión afecta la forma en que vives, ya que limita la forma en que encaras la
vida.
Cuando una persona sufre un
ataque de pánico, la ansiedad se descontrola, la persona pierde el control y se
asusta ante ese descontrol. Comienza a sentir que su pulso se acelera, el
rostro se ruboriza, la respiración se acelera y se vuelve irregular a medida
que la adrenalina corre por sus venas.
“La tasa cardiaca aumenta, se
dificulta la respiración, hay hiperventilación, aumento de la temperatura y
temblor”.
“El sistema
nervioso autónomo se dispara y hay que tranquilizarle transmitiendo la
sensación de que no hay peligro, que no hay una situación extrema y que lo que
sucede no es grave. Al cambiar el foco de la atención y la importancia que le
damos a los síntomas del ataque de pánico, estos disminuyen”.
La mejor forma
de lograr esto es:
1.- Hacer y pensar en otra cosa.
2.- Cambiar de tema de conversación.
3.- Ponerse a trabajar en algo.
4.- Realizar cualquier actividad que permita no darle importancia a los síntomas que está teniendo.
5.- En vez de hiperventilar, respirar más lentamente
a.- En espacios cerrados de difícil salida
b.- En lugares donde nadie acudiría si se pide ayuda
c.- En entornos y ambientes desconocidos y extraños
d.- En lugares públicos con mucha gente
a.- A los animales, insectos
b.- A las tormentas eléctricas, fuertes vientos, aguaceros
c.- A subirse a un avión, a un barco o a una lancha
d.- Al daño corporal, inyecciones, pinchazos, a la sangre
e.- Temor al agotamiento, a vómitos, a contraer una enfermedad etc.
2.- Cambiar de tema de conversación.
3.- Ponerse a trabajar en algo.
4.- Realizar cualquier actividad que permita no darle importancia a los síntomas que está teniendo.
5.- En vez de hiperventilar, respirar más lentamente
Por otro lado, con la práctica de
algunas técnicas, puedes aprender cómo el miedo y la ansiedad afectan tu cuerpo
y cómo puedes controlar tu respuesta al estrés producido por estas emociones.
1.- Escucha a tu cuerpo para cambiar tus emociones
El miedo genera una respuesta
física: ritmo cardíaco rápido, respiración acelerada y otras respuestas
fisiológicas. Las situaciones de estrés producen estas respuestas físicas, que
tu mente interpreta como "tienes miedo".
Cuando sientes miedo físicamente,
tómate un momento para escuchar a tu cuerpo y recuperar el control. ¿Respiras
rápido o con dificultad? Respira profundo varias veces y desacelera tu
respiración.
Controlar la respuesta física al
miedo puede influir sobre tu respuesta emocional.
2.- Vigila tus
propios pensamientos
El miedo es causado en gran parte
por tus pensamientos. Tu cuerpo proporciona un estímulo al miedo y tu mente se
dispara, dándote toda clase de motivos irracionales por los cuales deberías
sentir miedo.
Por supuesto que los motivos no
siempre son lógicos (no te pondrás totalmente en ridículo si tienes que
pronunciar un discurso) pero estos pensamientos irracionales invaden tu mente e
intensifican tu miedo.
3.- Desafía tus
pensamientos de miedo
En su lugar, identifica esos
pensamientos que te generan miedo. Desafíalos. ¿Qué pruebas hay de que te
pondrás totalmente en ridículo? Ninguna. Posiblemente no recibas una gran
ovación del público, pero no importa; tu objetivo es realizar una presentación
profesional donde tu audiencia aprenda de ti. Revalúa la situación y aléjate de
los pensamientos demasiado críticos.
Cómo percibes una situación
afecta lo que sientes al respecto. Abordar el miedo de forma racional, realista
y con un cambio en la forma en que piensas te ayudará a superar su estímulo
intenso e irracional.
4.- Usa tu
imaginación para disipar tus temores
Imagina tan vívidamente como
puedas una situación que te provoque temor. Siente cómo crece la ansiedad, pero
luego agrega más información. Pregúntate, ¿qué te preocupa? ¿Cuáles son los
resultados más probables? Después, imagina lo que quieres que suceda.
Agregar más información y
asociaciones a tus temores ayudará a disminuir sus efectos cuando los sientas
en la vida real. Esto puede ser difícil de lograr sin orientación de un
profesional, por lo que, si fuera necesario, consulta con un profesional de
salud mental con experiencia en el control de la ansiedad, sobre todo si notas
que te cuesta controlarla o manejarla por ti mismo(a).
Seguidamente haremos una breve descripción de los trastornos
de ansiedad más frecuentes:
1.- El trastorno de
ansiedad generalizada
Consiste en la experiencia
general de ansiedad, con una tensión constante y una excesiva preocupación por
las situaciones cotidianas y respecto al futuro. Además, la persona afectada
padece tensión muscular, cansancio, falta de concentración e irritabilidad. En
muchas ocasiones se acompaña de insomnio. Estos síntomas limitan a la persona
para el desarrollo normal de sus actividades cotidianas.
Este trastorno suele aparecer en
los años jóvenes y es más frecuente en las mujeres que en los hombres. La ansiedad
no tiene relación directa con ningún acontecimiento concreto, a diferencia de
lo que ocurre con otros trastornos de ansiedad.
2.- El trastorno de
pánico o trastorno de angustia
Consiste en experimentar ataques
de ansiedad o crisis de angustia súbitos e intensos. Quienes sufren el ataque
tienen la sensación de que pueden morirse o volverse locos. Se caracteriza
también por presión en el pecho, sensación de ahogo, temblor, sudor, náuseas y
palpitaciones.
Los ataques duran entre 10 y 30
minutos, y no se producen siempre frente a una situación concreta, aunque se
detectan situaciones que predisponen a padecerlos. Es más frecuente en mujeres
y se suele presentar en la juventud.
3.- La fobia social
Se caracteriza porque la persona
siente temor a ser el foco de atención de las personas, a hablar en público y
relacionarse con mucha gente, por miedo a sus críticas o a hacer el ridículo.
Quienes padecen fobia social se sienten ansiosos y preocupados por el hecho de
tener que hablar en público, comer junto a otras personas y realizar preguntas
en público. Temen, por tanto, acudir a comidas, cenas, fiestas, bodas y otros
acontecimientos sociales, por lo que tienden a evitarlos.
La fobia social se suele
presentar en la juventud y es más frecuente en mujeres que en hombres. Al
contrario que la agorafobia, el contar con una persona amiga al lado no ayuda
al fóbico en absoluto.
4.- La agorafobia
Las personas que sufren de
agorafobia experimentan una intensa ansiedad psicológica y física en
determinadas situaciones.
Estas serían algunas de ellas:
b.- En lugares donde nadie acudiría si se pide ayuda
c.- En entornos y ambientes desconocidos y extraños
d.- En lugares públicos con mucha gente
Como consecuencia de ello, estas
personas tienden a evitar muchas situaciones, lo que repercute muy
negativamente en su vida diaria. Algunas personas llegan a tener grandes
dificultades para salir de su casa. La agorafobia se da muy frecuentemente en
personas que padecen trastorno de pánico. El contar con una persona amiga al
lado alivia la agorafobia, por lo que es muy importante para los agorafóbicos
tener compañía.
5.- Otras fobias
Las fobias son temores exagerados
e irracionales ante situaciones que no provocarían esta reacción en las demás
personas.
Las más frecuentes son las siguientes:
b.- A las tormentas eléctricas, fuertes vientos, aguaceros
c.- A subirse a un avión, a un barco o a una lancha
d.- Al daño corporal, inyecciones, pinchazos, a la sangre
e.- Temor al agotamiento, a vómitos, a contraer una enfermedad etc.
Y en estos últimos meses se ha presentado un nuevo tipo de ansiedad: la
ansiedad durante la cuarentena
Desde que se inició
la pandemia por el COVID-19, (febrero-marzo del año 2.020) en casi todos los
países se inició una cuarentena obligada, donde las personas tuvieron que
permanecer durante todo el día en sus casas, para evitar y disminuir los
contagios. Esto presentó a la población una nueva realidad y un increíble reto,
permanecer las familias, y algunas personas completamente solos, en sus casas,
sabemos que el ser humano no está acostumbrado a no salir de su casa durante
tanto tiempo, por lo que ha sido uno de los mayores detonantes para que muchas
personas aumenten sus niveles de ansiedad.
La doctora
Alejandra Armijo, psiquiatra de Clínica Dávila, entrega una serie de
recomendaciones para mantenerse tranquilo en casa, en este sentido, la experta
asegura que es sumamente relevante que las personas que estén en cuarentena
preventiva u obligatoria, mantengan la rutina de trabajo de todos los días.
“Es fundamental
organizar una rutina de lunes a viernes y que tenga horarios de levantarse
igual que cuando uno trabaja afuera. Mantener horarios de alimentación: desayuno,
almuerzo, cena y café por la tarde”, comenta.
Cómo manejar la ansiedad de adultos en
cuarentena:
b.- Mantener horarios de alimentación.
c.- Incorporar actividad física en la mañana o en la tarde.
d.- Comunicarse con familiares y amigos a través de la tecnología.
Asimismo, agrega
que cuando hay niños en el hogar, es importante que se definan espacios
separados en que los adultos puedan trabajar concentrados, pero sin perder el
control de las actividades de los niños.
“La casa se
tiene que reinventar con espacios más lúdicos para los niños y un lugar donde
los adultos puedan trabajar. Un espacio para trabajar más tranquilo y privado
para desarrollar sus actividades”, explica la doctora Armijo.
Cómo manejar la
ansiedad de niños en cuarentena:
b.- Mantener actividades dirigidas con estímulos durante la mañana y espacios más libres para que jueguen en la tarde.
c.- Cocinar con ellos y potenciar la alimentación saludable.
d.- Enseñar el cuidado del medio ambiente, a través de la jardinería.
Finalmente, la psiquiatra de
Clínica Dávila, asegura que para evitar aumentar la ansiedad en cuarentena es
importante darse espacios para la lectura, para conversar, escuchar música,
jugar y hacer cosas que, usualmente, las personas dejan de lado por falta de
tiempo, como darle mantenimiento a la casa.
A su vez, destaca que, cuando la
cuarentena es preventiva, es bueno aprovechar la instancia para compartir y
pasar tiempo en familia.
LA ANGUSTIA
¿Qué es la angustia
y cuáles son sus síntomas?
La angustia es un estado afectivo que causa malestar, sensación de
sofoco, sufrimiento mental e incluso tristeza. Está relacionada con el temor
(miedo irracional), la desesperación y, en muchos casos, con la incertidumbre.
... Es frecuente que el término angustia se confunda con ansiedad.
La angustia (relacionado con la
palabra alemana Angst) es un estado emocional intenso interpretado como muy
desagradable e insoportable. Se caracteriza por aparecer como reacción ante el
miedo, un peligro desconocido, o ante una respuesta de ansiedad. Suele estar
acompañado por intenso malestar psicológico y por síntomas físicos, tales como
elevación del ritmo cardíaco, sudoración excesiva, temblores, sensación de
presión en la zona del tórax o falta de aire, y de una interpretación
psicológica de que esa sensación no se puede aguantar más.
La angustia se puede definir como
la sensación que se produce cuando interpretamos algo como insoportable.
La angustia es un trastorno muy
frecuente en la sociedad actual, por lo que resulta crucial saber cómo
afrontarla. De lo contrario, el trastorno por angustia puede derivar en serios
perjuicios para la salud física y emocional, puede incrementar otros trastornos
como la ansiedad, la depresión, la tristeza y el miedo.
Si no aprendemos a manejar,
disminuir y eliminar la angustia, acabamos siendo controlados por ella, dado
que la angustia puede deteriorar todas las áreas de nuestra vida.
La angustia presenta
una serie de síntomas característicos.
2.- Imaginación de escenarios catastróficos.
3.- Desesperación.
4.- Falta de aire, mareos, sudoración tensión muscular, resequedad de la boca o fatiga.
5.- Opresión en el pecho.
6.- Sofoco.
7.- Evitación de situaciones temidas.
8.- Dificultades para dormir.
A continuación, podrás encontrar algunas técnicas sencillas
que se han mostrado muy prácticas para comenzar a manejar la angustia:
1.- Reconocer y aceptar nuestra ansiedad y no
interpretarla como insoportable.2.- Detectar los pensamientos que nos provocan dicha angustia.
3.- Analizar si es real y objetivo lo que estamos pensando.
4.- Intentar no hacer caso al pensamiento que nos dice que los síntomas son insoportables.
5.- No prestar atención a los síntomas.
6.- Cambiar la posición de control.
7.- Técnicas de respiración.
8.- Relajarse.
9.- Hacer ejercicio físico.
10.- Aprender a no dar importancia a los síntomas de la angustia y tomarlos con sentido del humor.
La angustia
emocional: ¿qué es lo que me pasa?
Cuando hablamos de la angustia
emocional siempre surge la misma controversia. ¿Es la angustia lo mismo que la
ansiedad? ¿O son dos condiciones psicológicas diferentes? Cabe decir que hasta
no hace mucho se prefería dejar el término de la angustia en el plano
filosófico, diferenciándolo del clínico. Ahí tenemos, por ejemplo, a Søren
Kierkegaard, definiendo dicha dimensión como ese miedo que a veces
experimentamos cuando nos damos cuenta de que nuestro futuro es limitado, y de
que la calidad de nuestra vida depende de nuestras elecciones.
Sigmund Freud, por su parte,
diferenciaba la “angustia realista” de la “angustia neurótica”, siendo esta
última una condición patológica. Algo que se alejaba de esas reflexiones
puramente filosóficas. Todo ello nos lleva a intuir que, en esencia, lo que hay
en realidad son dos tipos de angustia, esa que podríamos denominar como
existencial y otra que, por sí misma, tiene unos rasgos muy definidos y que
según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V)
aparece, a menudo, como síntoma de diversos trastornos psicológicos.
Veamos algunas
características.
La angustia emocional nos paraliza. Mientras que la ansiedad tiene por
lo general, un componente nervioso y activador, la angustia es como un bloqueo ante
la incertidumbre, hacia un algo que no podemos controlar o prever.
Cuando surge esta sombra, la
preocupación se intensifica, se torna obsesiva, surgen los pensamientos
catastróficos y la desesperación. La angustia emocional, además, cursa con
abundantes síntomas físicos: mareos, problemas digestivos, presión en el pecho,
cansancio, tensión muscular…
Muchos aspectos de nuestra vida,
como afrontar un examen, tener que tomar una elección, aguardar una respuesta o
un acontecimiento o incluso tener que afrontar algo para lo que no nos sentimos
capacitados, suelen generar angustia.
Asimismo, existen estudios que
nos señalan que hay personas con mayor predisposición a experimentar angustia.
La angustia emocional es como un remolino que todo lo atrapa. Nos
aprisiona desde el interior llenándonos de miedo, de ansiedad, inquietud y
hasta de una tristeza indefinible… Se trata de una mezcla de emociones adversas
que originan no solo un característico malestar psíquico, sino que además sus
síntomas físicos pueden llegar a ser realmente limitantes.
Byung-Chul Han, conocido filósofo
y ensayista surcoreano experto en estudios culturales, define al mundo actual
como la sociedad del cansancio. Si hay algo que prolifera entre nosotros es la
ansiedad y la angustia emocional. Para el doctor Han la causa de todo ello está
en nuestra cultura del rendimiento, en ese virus que nos inoculan ya desde
niños donde se nos intenta orientar hacia el éxito, hacia esa elevada solvencia
en casi cualquier plano de nuestra existencia.
Así, además de esa presión de
nuestro entorno para que destaquemos y alcancemos el triunfo, se nos introduce
de forma muy temprana en la cultura del multitasking. Hay que hacer muchas
cosas a la vez y en poco tiempo. Es la ley de una selva donde no todos
sobreviven ni se integran con efectividad, donde es frecuente quedar atrapados en
un ambiente angosto, opresivo y que produce sufrimiento.
“La angustia, al igual que otros estados psíquicos que producen
sufrimiento, como la tristeza y el sentimiento de culpa, constituyen una pugna
normativa de lo esencialmente humano”.
-Mario Benedetti
¿Cómo puedo tratar mi
angustia emocional?
Poetas, escritores y pintores
canalizaban su angustia a través del arte. Ahora bien, la mayoría de ellos
experimentaban angustia existencial. Esa sensación recurrente en el ser humano,
ya que rara vez nos podremos despegar del todo de ese vacío comprensible cuando
ponemos la mirada en nosotros mismos y en nuestro futuro. Sin embargo, en el
momento en que esa sensación, esa emoción, nos bloquee y nos arrincone en la
esquina de la indefensión, deberemos actuar.
Citando a Byung-Chul Han, nos
recuerda que estamos obligados a convivir con la incertidumbre. Y la
incertidumbre es el detonante directo de la angustia emocional. Por tanto,
quien piense que esta condición se resuelve con psicofármacos se equivoca
(siempre y cuando no estemos ante un caso extremo). Lo que necesitamos es
aprender a gestionar los vaivenes de esta sociedad, manejar mejor lo
imprevisible, encarar con mayores recursos lo que no podemos controlar.
Para lograrlo, contamos con
distintas propuestas. Algunas técnicas o terapias nos ayudan a reducir y
trabajar nuestra angustia, los pensamientos negativos, las emociones adversas
que nos bloquean. Llegando a la raíz del problema, cambiaremos nuestra visión
de lo que nos rodea para sentirnos más capacitados y responsabilizarnos de
nosotros mismos en un mundo siempre complejo, siempre demandante.
Sigue leyendo si quieres conocer cuáles son las diferencias entre ansiedad, angustia y miedo.