8 de mayo de 2021

¿Sabes si estás padeciendo depresión?

 

¿Qué es la Depresión?

 


La depresión es un fenómeno frecuente en nuestros días, y la mayoría de expertos afirman que prácticamente todos podemos sufrirla en algún momento de nuestra vida. Esto no debe extrañarnos teniendo en cuenta el ritmo de vida de las sociedades industrializadas y la cultura tan exigente que nos envuelve, que premia la competitividad y el individualismo. A veces podemos sentirnos como objetos, más que como sujetos.

La depresión se caracteriza por un estado de ánimo triste y por una pérdida en la capacidad de sentir interés y placer por aquellas cosas que antes se disfrutaban. Además, la persona que sufre este trastorno presenta otros síntomas negativos como, por ejemplo, fatiga, insomnio, problemas de alimentación y de concentración.

La depresión, en algunas ocasiones se transforma en un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento.

La depresión se puede describir como el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado. La mayoría de nosotros se siente de esta manera de vez en cuando durante períodos cortos.

Supone una de las patologías más frecuentes en Atención Primaria en estos momentos y es la primera causa de atención psiquiátrica y de discapacidad derivada de problemas mentales.

La depresión es una enfermedad clínica severa, es más que sentirse "triste" por algunos días. Si usted es una de las personas que padece esta enfermedad, sabrá que sus sentimientos no desaparecen, ellos persisten día por día e interfieren con su vida cotidiana.

La depresión aparece con más frecuencia en mujeres y en personas menores de 45 años, sin embargo, los acontecimientos que viva la persona en su entorno pueden influir de gran manera en que aparezcan los síntomas de la depresión.

La depresión clínica es un trastorno del estado anímico que ocurre en el cerebro, en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de algunas semanas o más.

Existen muchas causas, incluyendo factores genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos. La depresión puede comenzar a cualquier edad, pero suele empezar en la juventud o en adultos jóvenes. Las mujeres también pueden tener depresión posparto después de dar a luz. Algunas personas tienen un trastorno afectivo estacional en el invierno. La depresión es una parte del trastorno bipolar.

Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños esfuerzos.

Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de incapacidad, la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio, la pérdida de confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y la memoria, la intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la libido, entre otros.

El tratamiento con psicofármacos incluyendo antidepresivos y/o psicoterapia (terapia de conversación) y/o ambos a la vez, en la mayoría de los casos consiguen aliviar parcialmente o en su totalidad los síntomas. Una vez se han superado los síntomas de la depresión, convendrá seguir bajo tratamiento antidepresivo el tiempo necesario para evitar posibles recaídas. En algunos casos, el tratamiento deberá prolongarse de por vida.

Consideraciones

La depresión puede suceder en personas de todas las edades:


Los síntomas de la depresión incluyen:

  • Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
  • Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
  • Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
  • Cansancio y falta de energía.
  • Sentirse triste o "vacío".
  • Pérdida de interés en sus actividades favoritas.
  • Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Movimientos lentos o rápidos.
  • Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.
  • Sentirse sin esperanzas, irritable, ansioso o culpable.
  • Dolores de cabeza, calambres o problemas digestivos.
  • Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
  • Sentimientos de desesperanza o abandono.
  • Pérdida de placer en actividades que solían hacerlo feliz, incluso la actividad sexual

Recuerde que los niños pueden presentar síntomas distintos a los de los adultos. Vigile especialmente los cambios en el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento. Algunos niños manifiestan la depresión como apatía, irritabilidad y tristeza persistente, no se motivan con las cosas que normalmente hacían.

Si usted cree que su hijo podría estar deprimido, vale la pena consultarlo con su médico tratante, el puede ayudarle a aprender más sobre cómo ayudar a su hijo si padece depresión.

 



Los tipos principales de depresión incluyen:

La depresión mayor tiene un origen más biológico o endógeno, con un mayor componente genético y menor influencia de factores externos. Puede aparecer de manera recurrente y, en algunos casos, guarda una cierta relación con la estación del año. Sucede cuando los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria por semanas, o períodos más largos de tiempo.

En contraposición, existe la depresión reactiva, causada por una mala adaptación a circunstancias ambientales estresantes, sus síntomas se presentan como reacción ante estímulos del medio ambiente y luego van desapareciendo.

El Trastorno depresivo persistente, se trata de un estado de ánimo depresivo que dura alrededor de 2 años. A lo largo de ese período de tiempo, puede tener momentos de depresión mayor junto con épocas en las que los síntomas son menos graves.

La distimia, antiguamente conocida como neurosis depresiva, que se caracteriza por un cuadro depresivo de intensidad menor a los anteriores, de evolución crónica (más de dos años), sin periodos asintomáticos y con sentimientos de incapacidad y somatizaciones. Este último tipo de depresión parece guardar una relación más estrecha con la forma de ser y con el estrés prolongado.

Por último, existe un tipo de depresión denominada enmascarada, que en vez de manifestarse con los síntomas ya referidos, aparece como molestias orgánicas – somatizaciones - o cambios en la conducta.

 

Otras formas comunes de depresión incluyen:

Depresión postparto. Muchas mujeres se sienten algo deprimidas después de tener un bebé, en ciertos casos, los síntomas que se manifiestan se parecen a los de la depresión mayor. La depresión en estos casos está asociada a los cambios hormonales presentes en las mujeres en estos períodos.

Trastorno disfórico premenstrual (TDPM). Síntomas depresivos que ocurren 1 semana antes de la menstruación y desaparecen después de menstruar, suelen estar asociados a los cambios hormonales presentes en las mujeres en estos lapsos.

Trastorno afectivo estacional (TAE). Ocurre con mayor frecuencia durante las estaciones de otoño e invierno, y desaparece durante la primavera y el verano, muy probablemente debido a la falta de luz solar.

Depresión mayor con características psicóticas. Sucede cuando una persona padece de depresión con una falta de contacto con la realidad (psicosis).

El trastorno bipolar sucede cuando la depresión se alterna con manías (conocido previamente como maniaco-depresivo). La depresión es uno de los síntomas del trastorno bipolar, pero este es un tipo de enfermedad mental distinto, que requiere de otro tipo de tratamiento.


 ¿Qué causa la depresión?

Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, componentes genéticos, etc.), con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de defensa psicológicos).

La depresión puede aparecer como consecuencia a situaciones traumáticas o estresantes, como maltrato físico o abuso sexual, la muerte o la pérdida de un ser querido, una relación difícil, problemas económicos o una soledad extrema.


Familiares consanguíneos que tienen antecedentes de depresión, trastorno bipolar, alcoholismo o suicidio. La depresión a menudo se transmite de padres a hijos. Esto puede deberse a los genes, comportamientos aprendidos en el hogar o a su entorno. La depresión puede ser desencadenada por un hecho estresante o infeliz en la vida. Frecuentemente, se trata de una combinación de estos factores.

Muchos factores pueden causar depresión, como:

  • Alcoholismo o consumo de drogas
  • Afecciones médicas, como cáncer o dolor (crónico) a largo plazo
  • Situaciones o hechos estresantes en la vida, como pérdida de trabajo, divorcio o fallecimiento de un cónyuge u otro miembro de la familia
  • Aislamiento social (una causa común de depresión en adultos mayores)
  • Soledad producto de haber emigrado a otro país y no conocer a nadie

 


¿Cómo se diagnostica la depresión?

 Al encontrarse en un momento determinado más triste o con el estado de ánimo más bajo no es suficiente para hacer un diagnóstico de depresión.

Para eso, es preciso que la intensidad de los síntomas, su duración (al menos, 2 semanas) y la incapacidad que generan, sean de una intensidad suficiente como para afectar el normal o adecuado funcionamiento de la persona.

Entrevista diagnóstica.

Para realizar un adecuado Diagnóstico se recomienda realizar una entrevista con el médico tratante a fin de descartar una enfermedad orgánica, realizar pruebas diagnósticas y valoración por otros especialistas.

¿Cómo se trata la depresión?

El tratamiento ideal de la depresión dependerá de las características específicas del subtipo de depresión y será, como siempre, personalizado, por lo que es fundamental una adecuada relación médico-paciente.

Básicamente, el tratamiento se compone de psicoterapia y farmacoterapia.

Con la psicoterapia, se ofrece seguridad, confianza, comprensión y apoyo emocional; se intentan corregir los pensamientos distorsionados; se explica el carácter temporal y se desdramatiza la situación; se consigue la participación del paciente en el proceso curativo y, por último, se enseña a prever las posibles recaídas.


Como tratamiento farmacológico se utilizan antidepresivos, ansiolíticos y otros fármacos coadyuvantes, como las hormonas tiroideas, el carbonato de litio o los psicoestimulantes.

Por último, el tratamiento electroconvulsivo, que se realiza en algunas circunstancias (depresión mayor grave del adulto, depresión resistente), bajo control anestésico y miorrelajación. Es una técnica segura y sus efectos secundarios sobre la memoria son habitualmente leves y transitorios. Por razones operativas, económicas y socio-culturales se reserva a indicaciones muy concretas.

IMPORTANTE

Si presenta más de 3 síntomas depresivos y los pensamientos de hacerse daño a usted mismo o a otras personas son muy frecuentes, llame de inmediato al 911 o al número local de emergencias, o llame a una línea nacional de ayuda para casos de suicidio o acuda a la sala de urgencias médicas.

Llame a su médico tratante si:

  • Escucha voces que no existen.
  • Llora con frecuencia sin una causa.
  • Su depresión ha afectado su vida laboral, escolar o familiar por más de dos semanas.
  • Presenta tres o más síntomas de depresión.

  • Si usted piensa que su niño o adolescente puede estar deprimido.

También debe llamar a su médico tratante si:

  • Un familiar o un amigo le ha pedido que lo haga
  • Se siente culpable con relación a la cantidad de alcohol que consume
  • El alcohol es lo primero que bebe en la mañana


¿Por qué estoy deprimido/a?

 Russ Harris compartió en Psychwire un artículo breve y muy útil para guiar a los terapeutas que trabajan con la terapia de aceptación y compromiso (ACT) en las primeras sesiones del tratamiento de la depresión. El artículo resume los principios generales del abordaje y asume que los terapeuta conocen también cómo funciona el análisis funcional de la conducta cómo instrumento de evaluación y preparación del tratamiento. Si no manejas el análisis funcional puedes leer nuestro artículo introductorio.

“¿Por qué estoy deprimido?” Es una buena pregunta. Si yo estuviera deprimido, querría saber por qué; ¿no es así?

Por lo general, podemos recopilar rápidamente la mayor parte de la información relevante para responder a esta pregunta durante nuestra sesión de admisión y el análisis funcional de la conducta. Es probable que los factores clave sean algunos o todos los siguientes:

Factores de estilo de vida relevantes. Falta de ejercicio, dieta poco saludable, malos hábitos de sueño, cigarrillos, drogas, alcohol, algunos tipos de medicación, aislamiento social.

Factores estresantes actuales. Por ejemplo: problemas de relaciones, problemas de salud, problemas económicos, problemas laborales, entorno físico y factores sociales como el acoso, los prejuicios y la discriminación.

Pérdida de contacto con sus valores. Aspectos importantes de la vida de los que el consultante se ha retirado (por ejemplo, ejercicio, relaciones, trabajo) y cosas que está haciendo que empeoran la vida en lugar de mejorar (por ejemplo, aislamiento social, uso excesivo de drogas).

Historia. Considerar cómo la historia del consultante juega un papel importante en el desarrollo de la depresión. Por ejemplo: cómo la negligencia o el abuso por parte de los cuidadores desempeñó un papel en patrones profundamente arraigados de autocrítica severa, o dio lugar a estilos de apego que están creando problemas en las relaciones actuales. También podemos explorar cómo los comportamientos de larga data que ayudaron a los consultantes a protegerse o satisfacer sus necesidades en el pasado, como “adular” o “complacer a la gente” o “perfeccionismo”, ahora alimentan su depresión actual.

También es útil explorar el pasado evolutivo del consultante. Por ejemplo: La metáfora de la “mente del hombre de las cavernas”, acerca de cómo la mente ha evolucionado para crear naturalmente sufrimiento psicológico. (Si los consultantes no creen en la evolución, modificamos estas metáforas: descartamos cualquier mención de “evolución” y en su lugar hablamos de “ancestros antiguos”).

Todo esto es parte de ACT. A veces, los profesionales tienen la idea de que no podemos explorar el pasado en ACT, pero ciertamente ese no es el caso. Sin embargo, debemos tener cuidado porque es fácil consumir sesiones enteras explorando todos estos factores. Y esas sesiones pueden estancarse en mucha charla, discusión, recopilación de información, teorización e intelectualización.

Con el riesgo de que todo ese hablar refuerce la rumia, la inactividad y la “parálisis de análisis” (es decir, pensar en las cosas en lugar de actuar) que no ayuda a los consultantes a desarrollar nuevas habilidades prácticas que puedan comenzar a usar para reducir su depresión.

Por lo tanto, queremos que este tipo de trabajo orientado a la comprensión sea breve y agradable, y que se transforme rápidamente en el desarrollo de habilidades para que podamos ayudar a los consultantes a comenzar a reducir activamente su sufrimiento psicológico.


 Los puntos principales a destacar son:

  • ¿Tienes estos desafíos en tu vida?,
  • ¿Tienes estos pensamientos y sentimientos difíciles que aparecen?,
  • y las cosas que haces cuando estás enganchado están empeorando la vida?.

 O, para decirlo de otra manera: La vida es dolorosa. La mente humana amplifica naturalmente el dolor y las cosas que hacemos en respuesta al dolor a menudo empeoran la vida a largo plazo.

Entonces, esos son los principales factores por los que te sientes tan deprimido. Pero tu mente no estará satisfecha. Seguirá buscando más razones y te dirá: “Si pudiera entender mejor el por qué, me podría sentir mejor o lo podría arreglar”. Pero ¿cuánto tiempo has pasado tratando de averiguar por qué te sientes así?

Si piensas en ello todo el tiempo…. Ya es momento de que le digas a tu mente Basta!  Porque pensar en la situación NO te ha ayudado a hacer algo práctico para mejorar tu vida o reducir tu sufrimiento.

Ponte en acción y busca una salida a este sentimiento que paraliza el disfrute de tu vida, busca en tu vida todas las cosas buenas que tiene y enfócate en ellas!

Sigue las siguientes recomendaciones y tu vida cambiará para siempre.

¿Qué hacer cuando estamos deprimidos?

10 claves para recuperar el bienestar

 

En www.psicologiaymente.com te explican con detalle las pautas a seguir si experimentas una depresión leve y/o la tristeza se adueña de ti.

Qué hacer cuando estás deprimido/a?

Los factores biológicos, educativos o psicosociales suelen interactuar en la aparición de la depresión, y la manera cómo la persona interpreta los eventos que ocurren a su alrededor tiene una gran influencia en el desarrollo de este trastorno.

Si bien en la mayoría de los casos es necesario buscar apoyo psicológico, es posible adquirir una serie de hábitos para combatir la depresión y mejorar el bienestar, siempre que los síntomas no sean severos (en cuyo caso se es incapaz de seguir pautas de comportamiento que requieran cierta fuerza de voluntad). En este artículo puedes encontrar una lista de recomendaciones que te ayudarán a superar este trastorno y mejorar tu calidad de vida.

1. Ten unos hábitos saludables

Tener unos hábitos saludables es esencial para gozar de una mejor salud emocional. Alimentarse bien y practicar ejercicio físico no sólo afecta nuestro cuerpo, sino también a nuestra mente.

Nutrirse de manera apropiada ayuda a mantener niveles altos de energía y permite que el organismo funcione mejor. Asimismo, la conexión entre alimentación y los aspectos psicológicos ha hecho que los expertos en psicología se hayan interesado en comprender cómo afecta lo que comemos a nuestros sentimientos y emociones, tal y como te contamos en este artículo: “Psicología y Nutrición: la importancia de la alimentación emocional”.

El ejercicio físico también es sinónimo de salud, y son muchos los efectos psicológicos que aporta. La práctica de actividad deportiva favorece la liberación de endorfinas y serotonina, entre otros neuroquímicos. Las endorfinas producen sensación de felicidad y euforia, y la serotonina, como ya se ha comentado, está relacionada con las conductas depresivas y obsesivas. Además, el ejercicio físico ayuda a reducir el estrés (que puede ser causante de la depresión) y ayuda a mejorar la imagen que un individuo tiene de sí mismo.


2. Mejora tu Inteligencia Emocional

Las habilidades de Inteligencia Emocional son necesarias para gozar de una buena salud emocional, y son muchos los estudios que lo corroboran. Esta práctica favorece el autoconocimiento, ayuda a entender las emociones que uno siente y a regularlas, y permite dominar competencias para tener relaciones saludables con los demás.

Poseer una Inteligencia Emocional alta afecta positivamente a diferentes áreas del funcionamiento de las personas, como el bienestar psicológico, el afrontamiento de situaciones estresantes, las relaciones sociales o el trabajo y, por tanto, ayuda a combatir la depresión.

3. Sigue una vida social activa

Los estudios sobre la felicidad han demostrado que las relaciones interpersonales saludables nos permiten tener una vida más plena. Por eso es necesario rodearse de buenos amigos, acudir a eventos y practicar los hobbies que nos gustan.

No aislarse y salir a la calle a pasar buenos momentos mejora nuestro estado de ánimo y da sentido a nuestra vida, así como tener una relación cercana con amigos íntimos y familiares que se preocupan por nosotros es un factor protector de la depresión. Además, si éstos son divertidos, nos hacen pasar buenos momentos y mejoran nuestro estado de ánimo. Los estudios muestran que el apoyo social influye positivamente en la felicidad y hace a las personas menos propensas a sufrir depresión.


4. Haz lo que te gusta

Aquellos individuos que conectan consigo mismos y hacen lo que les gusta, es decir, que se sienten autorrealizados, son más resistentes a la depresión. Es difícil no estar triste cuando tu trabajo no te gusta y tienes que pasar en ese lugar ocho horas al día; o cuando deseas estudiar algo con todas tus fuerzas pero la opinión de tu familia parece ser más importante que la tuya.

Conectar con los deseos de uno mismo es fundamental si queremos evitar la depresión Si bien es cierto que en casos graves de este trastorno esto no es suficiente, hacer lo que a uno le gusta ayuda a tener una mayor autoestima y a gozar de un mayor bienestar mental.

5. No te compares con los demás

En el mundo en el que vivimos se no exige mucho. Tener el cuerpo perfecto, ganar mucho dinero, destacar en los estudios… Estas creencias son, en muchos casos, irracionales, porque quizás podamos destacar en alguna faceta, pero no necesariamente en todas.

La autoestima se ve seriamente dañada si nos comparamos continuamente con los demás, porque estas expectativas pueden ser excesivamente perfeccionistas e inalcanzables y, por tanto, pueden causar una inmensa frustración: es frecuente proyectar nuestra atención en los déficits en lugar delas virtudes que poseemos. Además, aunque a todos nos gusta caer bien a otras personas, invertir mucho tiempo y energía intentando gustar a otros puede provocar un gran desgaste psicológico y un estrés innecesario. Lo importante es estar bien con uno mismo.


6. Acéptate y perdónate

La autoaceptación y el perdón hacia uno mismo es una de las claves para evitar la depresión, y la manera como interpretamos nuestros fracasos es determinante a la hora de mirar la vida con optimismo o pesimismo. Puesto que no somos perfectos, es posible equivocarse. Aprender de las experiencias negativas y aceptar que a veces se gana y a veces se pierde es necesario para recuperar el bienestar. El pasado no puede cambiarse, pero la percepción que tenemos sobre el pasado sí.

7. Ponte metas que sean realistas

Una de las causas de sufrir depresión puede ser no tener metas vitales, porque los objetivos son motivadores y nos ayudan a estar en movimiento. Si miramos hacia al futuro y no vemos claro el camino a seguir, podemos sufrir una crisis existencial.


Por eso es necesario tener objetivos por los que luchar, pues nos dan vida. Ahora bien, las metas no deben ser irracionales, pues pueden crear expectativas falsas e inalcanzables y, por tanto, afectar negativamente a nuestro bienestar.

8. Vive el presente

Estos objetivos no deben marcarse solamente a largo plazo, sino que es necesario tener metas a corto plazo, lo que nos permite seguir motivados durante todo el proceso. Tener expectativas futuras (siempre que sean realistas) es bueno, pero aprender a vivir el presente también es clave para superar la depresión.



Es frecuente que, en los tiempos que vivimos, nos dejemos llevar por las expectativas y la rumiación de la mente, perdiéndonos en estos pensamientos. Por eso hay que recordarse continuamente que debemos permanecer en el aquí y el ahora, conectados con nosotros mismos y con la realidad que nos envuelve en este preciso momento.

Una herramienta útil para lograr esto es practicar la meditación, yoga o tai chi.

9. Cuida tu nivel de estrés

Los fenómenos del estrés y la depresión suelen estar íntimamente relacionados, pero son padecimientos diferentes que requieren tratamientos específicos. El estrés es uno de los grandes males de este siglo, y no es de extrañar dado el estilo de vida de las sociedades occidentales.

Cuando éste se vuelve crónico, la depresión puede aparecer como una de sus consecuencias o efectos. Prevenir el estrés ayuda a prevenir también la depresión.

Un tipo de estrés que está muy presente en nuestros días es el estrés laboral.

 10. Busca ayuda profesional

Los apartados anteriores pueden ser útiles para ayudar a combatir la depresión, pero a veces no es posible salir solos de esta situación tan delicada.

En estos casos, la terapia psicológica se convierte en una buena ayuda para paliar la situación, porque ayuda al paciente a descubrir las causas subyacentes de sus preocupaciones y su tristeza; le permite aprender a relajarse y a mirar las situaciones desde una nueva óptica, y le da la posibilidad de desarrollar mejores habilidades de afrontamiento y resolución de problemas. En definitiva, la psicoterapia facilita las herramientas para superar la depresión y recuperar de nuevo el bienestar.



Miriam López Urrutia 
Terapeuta Holístico
Instagram: @miriamlopez59
IG: @RincondeMiriam
Facebook: Rinconde Miriam
email: miriam.lopezu@gmail.com




Fuentes:

https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003213.htm

https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/depresion

https://www.psyciencia.com/tips-act-cuando-los-clientes-preguntan-por-que-estoy-deprimido/?

https://psicologiaymente.com/clinica/que-hacer-cuando-estamos-deprimidos

Imágenes: www.pexels.com


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